A veces caemos en el error de pensar que en nuestra relación hay una red y por lo tanto podemos saltar y dar tres mortales para el final engancharnos del compañero trapecista por los tobillos.
Me refiero a esas ocasiones en las que discutiendo dices de todo, te das barra libre en comentarios y referencias irónicas, ofensivas… en el subconsciente yace la idea de que no pasará nada.
Al final, con más o menos tiempo y más o menos malas caras, el agua volverá a su cauce.
Pues aquí viene el propósito: no caer nunca más en esa conducta. Desgasta mucho! Hace perder energía e ilusión, así que no te la permitas!
Precisamente en la convivencia más íntima es en la que debemos ser más delicados. Porque vamos a estar siempre juntos y no
podemos permitir que se deteriore nuestro trato nada.
Así que el listón bien alto y seamos exigentes sobre todo cada uno consigo mismo en el modo en el que nos dirigimos a el, a ella.
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